No es bulimia, no es anorexia, es… Trastorno por atracón

En una sociedad que enaltece la delgadez extrema y al mismo tiempo genera, anorexia y bulimia por un lado frente a obesidad y exceso de peso por el otro, las alteraciones de la conducta alimentaria merecen su atención.

No todos los desórdenes alimenticios se encuentran rotulados bajo un nombre, sino que las variedades de conductas permiten anunciar, cada día, un nuevo trastorno alimentario.

El Trastorno por atracón o Binge Eating, esconde un estado emocional abrumador que lleva al individuo a ingerir grandes cantidades de alimento sin experimentar hambre real.

Cuando se habla de trastornos alimentarios, siempre lo asociamos a la bulimia o anorexia, pero en este caso, la única sintomatología existente es la ingesta de alimentos muy calóricos en grandes cantidades con el posterior sentimiento de culpa.

Las personas afectadas por el trastorno por atracón, a menudo han realizado dietas hipocalóricas estrictas que con el tiempo generan una presión fiosológica que genera un hambre emocional. Por ello, tienden a consumir alimentos en demasía durante la noche o a escondidas de otras personas y no se los ve gordos físicamente.

Ese hambre emocional debe considerarse un factor a atender, ya que esconde sentimientos de angustia o ansiedad que la persona no puede elaborar a nivel psiquíco y por eso, lo canaliza mediante el consumo de alimentos.

El trastorno por atracón, es poco conocido en nuestro país, ya que muchos reconocen no tener hábitos alimentarios normales, sino un desórden alimenticio que no saben bien de qué se trata.

Es decir, un trastorno alimentario no específico (TANE), que a diferencia de la bulimia no presenta conductas purgativas como son el vómito autoinducido o la ingesta de laxantes, y a diferencia de la anorexia, no presenta períodos sin consumo de alimentos o severamente restrictivos.

Aún así, existe un problema de fondo que debe tratarse mediante un equipo de profesionales que incluya psicólogos, nutricionistas y médicos clínicos.

Sólo tomando conciencia de que existe en nuestra vida un desorden alimenticio, se podrán iniciar acciones para revertir el trastorno y evitar sus consecuencias.

Las presiones sociales actuales son, con frecuencia, la causa de este tipo de trastornos no específicos que pueden perjudicar física y mentalmente a la persona afectada.

Fuente: infoabe.com
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